jueves, 17 de diciembre de 2015

Todo lo que yo nunca podré ser



Ella está hecha para ti. Es ligera y delicada y la puedas alzar sin el menor esfuerzo. Sus manos encajan con las tuyas, sus labios son tu perdición. Siempre sabe qué decir, siempre sabe cuando callar. Cuando sopla el viento, su cabello baila al ritmo de una canción que solo tú puedes escuchar. Si le entra frío, no tiene que decir nada porque enseguida te das cuenta y la cubres con tu abrigo. No puedes dejar de mirarla y sonreír, ella es una obra de arte. Te atrapó desde el primer momento en que te la presentaron. Te acuerdas del vestido rojo que llevaba y de la primera sonrisa que te dedicó. La coges de la cintura por la calle y se la presentas a todos tus amigos, no puedes sentirte más afortunado de tenerla. Porque sabes que con tan solo respirar todos caen a sus pies y sin embargo, ella te eligió a ti. Es perfecta, la pieza del puzzle que te faltaba. Es todo lo que yo nunca podré ser. Porque  las batallas han curtido mi piel y han dejado cicatrices, porque digo lo que pienso, porque no camino para atraer miradas sino para encontrarme a mí misma, porque no soy melodía, ni cuadro ni poema de nadie. Yo soy la artista.

martes, 15 de diciembre de 2015

Nada más que decir.

"No digas nada al no ser que eso sea más bonito que el silencio."

Queridos amigos, por fin descubrí la verdad. De él, de los hechos y de mi misma. Descubrí todas mis inseguridades y mis miedos, y me lancé al vacío de la cruda realidad que sabía que me esperaba.
También hay que decir que aquel vacío y aquella realidad me eran bien conocidos.
Casi me sabía las palabras que diría, los gestos que haría. Me parecía leerle el pensamiento. Como si fueramos parte de un bucle interminable. De un sufrimiento continuo que se repetía sin fin. Como si fueramos títeres de un cruel guión escrito por un destino amargo pero no incierto.
Y yo siempre víctima de la misma espada, de la misma bala certera en el corazón.
Y os diré que me siento vacía. De sentimientos, de pensamientos.
Tan vacía que dentro de mi se escucha el eco de mi propio silencio.
Porque no. No diré que ya lo sabía. No diré que confié ciegamente en otro ciego. No diré que veía llegar el dolor. No diré que me siento decepcionada. No diré que le di infinitas oportunidades. No diré que trataba de esconder el cuchillo con el que me habían apuñalado. Y tampoco diré que me ha destrozado. Y sobre todo no diré que aun asi le quiero. No diré nada. 
Por fin no tengo nada más que decir.

jueves, 10 de diciembre de 2015

El buen vino.

Y reconozco que él era como el buen vino. Cuanto más tiempo pasaba más rico me sabía. Y embriagaba. Vamos que si embriagaba, su sonrisa y sus besos. Besos que hacían que se me nublara la razón y que me arrepintiera al día siguiente como en la resaca de una mala borrachera.
Y sus recuerdos, vagos y nítidos al mismo tiempo se repiten en mi mente y busco una explicación.
Y aseguro que sentí en mi boca durante meses el dulzón y empalagoso sabor de sus mentiras.
Que al final se tornó amargo. Amargo como la realidad.
Y reconocí que si, que era adicta a ese licor de amor al que sabían sus labios. Y lo dejé.
Y tras meses sin probar aquella dulce agonía logré curarme de aquel mal alcoholismo. Supe aprender a decir no, a decirlo y a cumplirlo.
Y ahora sé que no volveré a tomar de esa maldita copa.
Y si me preguntan aquellos quienes conocían mi mal si dejé ya esa mala costumbre, responderé con nostalgia y alguna lágrima:
- Si, ya lo dejé. Ya no lo amo.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Princesa



Podré construir muros de acero, esconderme en un laberinto de zarzas o tirar la llave de mi corazón al fondo del mar, y aún así, viviré deseando que fundas esos muros, cortes las zarzas y encuentres la llave.
Aunque engañemos al mundo entero, todas tenemos una parte de princesa enamoradiza. Soñamos con conversaciones profundas, besos inesperados y abrazos eternos. A pesar de que sabemos que ningún príncipe azul puede librar nuestras batallas, anhelamos a alguien que cure las heridas de guerra. Alguien que, al volver triste y magullada, nos asegure que todo está bien, alguien que ahuyente las pesadillas. Dicen que una verdad puede quebrar un castillo de mentiras. Contigo siento el seísmo debajo de mis pies, veo cómo todo se desmorona a mi alrededor. No puedo seguir engañándome. No puedo negar la electricidad que recorre mi cuerpo ni el dolor en las mejillas de tanto sonreír. "¿Me quieres?" Me preguntas y a pesar de que  me aterra la respuesta, soy incapaz de mentir. "Te quiero"