No
te olvides de mí.
No
te olvides de mí, porque yo no puedo hacerlo.
No
te atrevas a mirarme con intención de despedirte, si sabes que vas a volver.
¿Por
qué no dejas de jugar conmigo y te atreves de una vez por todas a quedarte?
Por
muchas palabras que haya intentado decir para desahogarme, por muchas lágrimas
que haya derramado pensando que así me iba vaciando del dolor, por mucho que en
momentos haya llegado a pensar que te odiaba, no puedo mentirme más a mí misma.
No puedo sacarte de mi cabeza.
Has
dejado un vacío en mí y un nudo en mi garganta, ahora que te has ido de nuevo.
Eres
mi primer aliento cada mañana, y mi último pensamiento cada noche.
Lo
eres todo, y a la vez nada.
Sólo
quiero pedirte una última cosa: recuérdame.
Recuérdalo
todo. A ti. A mí. A nosotros. Todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos
sentido. Si significó algo para ti alguna vez, si es verdad que me querías, si
todas las veces que parecía que te importaba no eran fingidas, por favor,
no
me olvides.
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