martes, 5 de enero de 2016
Dos extraños
Me forcé a mí misma a encajar contigo, convirtiéndome en líquido para adaptarme a tus formas, rompiéndome en pedazos para caber en tu mente. Quería quererte y lo conseguí, quería quererte y me hice daño. Pero solo eres un engaño, una imagen, un sueño de trocitos de ilusión pegados con pegamento barato. Eres la estrella fugaz que creí haber visto. Eres esa moneda que tiré a una fuente y acabó oxidada. Lloro por los recuerdos que pudieron haber sido, por las palabras que pudiste haber dicho, por aquellos instantes de felicidad absoluta que logran camuflar todos los demás momentos incómodos y forzados a tu lado. No vas a extrañarme, lo sé y si algún día te encuentro esperando el tren, ni siquiera me vas a saludar. Seremos dos completos extraños compartiendo el recuerdo de los besos, las caricias, las persianas bajadas y las mentiras que les decía a mis padres para verte. Seremos dos extraños, como siempre debimos haber sido.
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