Me dolía tanto recordarlo.
Recordar todo lo bueno que habíamos pasado juntos, también lo malo.
Me dolía recordarlo con el pelo bien peinado, con las manos limpias y la conciencia tranquila.
Pero dolía mucho más saber que él no recordaba nada, dolía más saber que apenas recordaba quien era antes.
Antes de aquel accidente.
Estar así, tan cerca y a la vez tan lejos, me consumía el alma.
Pero prefería sentirme desgarrada por dentro antes que perderle para siempre, y con él, mi razón para vivir y cualquier esperanza de recuperarlo.
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