sábado, 30 de mayo de 2015

Siempre.





"Love is a losing game."

- Amy Winehouse 

"Siempre", recuerdo que dijiste. "Siempre", oigo tu voz en mi cabeza. Decías que siempre me querrías. 
Que nunca te irías. 
Recuerdo tus abrazos. Recuerdo los malos momentos llorados sobre tu hombro. Recuerdo tu risa, que sanaba todas mis cicatrices. Todos esos, y más, son buenos recuerdos. Son lo único que me queda de ti. Me gustaría decirte que te echo de menos. Que quiero que todo sea como era antes. Que quiero ver cómo me sonríes.  Pero sé que no puedo volver atrás. El tiempo, es un gran abismo que nos separa. Te he perdido, y no hay vuelta atrás.
Aún así, siempre te recordaré. Tus manos en las mías, tus ojos oscuros y brillantes, que decían más que mil palabras. Sí, aún lo recuerdo todo, como si fuera ayer. A veces duele recordarte, porque sé que no va a volver a haber más recuerdos, pero, de alguna manera, no me importa. Todas las noches, antes de dormir, con los ojos cerrados, imagino tu rostro en mi mente. Te imagino sonriéndome, y sueño contigo, hasta despertarme. Eres como una pesadilla, pero al mismo tiempo, un sueño del que nunca despertaré. No puedo olvidarte. 
Siempre te voy a recordar. Siempre. 


miércoles, 27 de mayo de 2015

Adiós


"Say you're sorry
That face of an angel
Comes out just when you need it to"

- Taylor Swift (White horse)
Cuando lo conocí,  me pasaba las tardes arrancando los pétalos de las margaritas de mi jardín, preguntándome si me quería. Ahora está aquí, delante mío, y lo afirma, lo jura. Mas yo sigo dudando "Me quiere, la quiere a ella, me quiere...". Suplica, se muerde el labio, se pasa las manos por el pelo. "Fue un error" dice. ¿Por qué no pudo haberse dado cuenta antes? "Princesa, lo eres todo para mí". Su voz es dulce, sus palabras agrias. No digo nada, el silencio es el mejor reproche. "Te amo" concluye, como si eso fuese a sanar las heridas, como si él no fuera el culpable de mi tormento. Lo miro y me río, me siento vacía por dentro. La agonía de no saber lo que pienso lo mata, "Di algo por favor". Y esta vez le respondo: "Adiós".

El día que hablé con la muerte.


Terminó la confianza, hay una gran decepción y pronto, morirá el amor.-
Anónimo.
Una vez me encontré con la muerte en un cruce de caminos. Ella, tan destructora como hermosa, me sonrió fríamente y me invitó a merendar. No os culpo por no creerme. La historia es de lo más inverosímil, pero eres totalmente real.
Nos sentamos en una terraza, y con unos zumos en la mesa empezamos a hablar. Ella me preguntó a qué me dedicaba, y tras responder, le pregunté yo también por su trabajo.
Una pregunta rondaba mi mente ¿Cuál era el alma que más le había dolido recoger?
Ella bajó la cabeza y por un instante brilló lo que parecía ser una lágrima, cayendo por su marmólea mejilla.
-Te contaré la historia del asesinato más cruel, y más triste del mundo. El asesinato que más lágrimas hizo derramar; y entre los que he escuchado, el que más me impactó.
La victima era joven. Le quedaban muchas decádas por vivir, muchas cosas que hacer y muchos sueños por cumplir. Los rumores dicen que él sentía que su muerte estaba cerca. Algunos, incluso dicen que había realizado una investigación, que tenía pruebas de lo que iba a acontecer. Pero lo que más inquietaba era que él parecía conocer quienes serían sus asesinos. Él tenía miedo. Cada vez su fin estaba más cerca. Y lo peor; no podía hacer nada para evitarlo.
Una noche, antes de dormir empezó a oir voces. El cuerpo se le puso en tensión, cada músculo era una roca y su corazón latía con descontrol y desenfreno. Pero ¿qué iba a hacer? ¿Escapar todos los días de su vida? ¿O ignorar el hecho de estar apunto de ser asesinado?
Para mi parecer, tomó la decisión más acertada. Se sentó en el suelo, con las piernas recogidas y los brazos cruzados sobre ellas. Y lloró.
Y derrepente, ellas entraron. Calculadoras, frías, retorcidas, crueles... y mortales.
Y en seguida, un grito, un suspiro y un puñal en el pecho. Clavado, sangrante. Y lágrimas en las mejillas. Desbordantes. Inundadas de deseos, anhelos, recuerdos de lo que fue una vida feliz.
Cuando fuí a recoger su alma y a llevármela al más allá para nunca volver, él mismo me contó la historia de su muerte.
La historia de como las decepciones mataron al amor.

martes, 19 de mayo de 2015

Medianoche.


“Y mientras más perdido estoy, más quiero que me encuentres” - J. Porcupine (La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda)

Medianoche. Un grupo de adolescentes con ropa desgastada y corazones de porcelana beben de vasos de plástico en medio de la calle. No recuerdan su última resaca, las amenazas de sus padres ni sus amores efímeros, al menos por ahora. Sienten sus cuerpos despegarse del suelo. Se ríen sin motivo, hablan sin sentido. El mundo es más bonito en su cabeza.
Un chico con heridas en los nudillos saca un cigarrillo y lo enciende con un cutre mechero de los que venden los alumnos del viaje de estudios. Retiene el humo unos segundos, luego lo suelta. A su lado, una muchacha lo mira con ojos dóciles, casi suplicantes, deseando dejar de amarlo en soledad y silencio.

Recuerdos.

"Y diré las palabras que se dicen, y comeré las cosas que se comen, y soñaré las cosas que se sueñan, y sé muy bien que no estarás. No estarás para nada, no serás ni recuerdo, y cuando piense en ti pensaré un pensamiento que oscuramente trata de acordarse de ti..." - Julio Cortázar



Me dolía tanto recordarlo. 
Recordar todo lo bueno que habíamos pasado juntos, también lo malo. 
Me dolía recordarlo con el pelo bien peinado, con las manos limpias y la conciencia tranquila.
Pero dolía mucho más saber que él no recordaba nada, dolía más saber que apenas recordaba quien era antes. 
Antes de aquel accidente.
Estar así, tan cerca y a la vez tan lejos, me consumía el alma.
Pero prefería sentirme desgarrada por dentro antes que perderle para siempre, y con él, mi razón para vivir y cualquier esperanza de recuperarlo.